Sabemos que el lugar ideal para exponer y cultivar un bonsai es en un jardín, donde las necesidades de luz, sol y agua estén suficientemente cubiertas y fundamentalmente disfrutemos de nuestra afición en un lugar limpio y ordenado donde la decoración sea un conjunto de bellos elementos.

En los ornamentos de jardín son fundamentales los elementos en piedra. Linternas, losas, puentes, estanques… cuyo cometido es fundirse con la naturaleza consiguiendo el armonioso conjunto que anhelamos.

Siempre que visitamos un país, especialmente Japón, nos preocupamos por conocer los talleres artesanales, son lugares muy especiales donde la magia brota de las sabias manos de sus trabajadores.

Diseminados por el área de kanuma (Japón) es fácil localizar grandes y pequeños negocios donde los artífices trabajan su especial piedra de Oya.

En la zona hay varias fábricas de linternas y objetos de decoración de jardín por las que nos gusta perdemos a pesar de las miradas asombradas de algunos de sus trabajadores.

Miles de figuras de dioses, budas, linternas, animales, puentes, fuentes y elementos funerarios se amontonan en explanadas junto a los talleres dando un aspecto de total abandono. Naturalmente es una apreciación equivocada ya que la industria derivada de trabajos en piedra no ha decaído lo más mínimo en Japón.

Nos gusta visitar a un agradable matrimonio que regenta un pequeño taller artesano de la piedra de Oya. Lo descubrimos por casualidad, ya que su ubicación, un pequeño edificio solitario en la falda de las montañas, no es de fácil localización.

A pesar de la estupefacción con la que nos recibió en nuestra primera visita el amable artesano, nos espera cada año asombrado de nuestro interés por su trabajo.

Cuando le explicamos que éramos profesionales del bonsai en España se mostró sorprendido y alagado, esto es lo que hizo que nos abriera las puertas de su taller.

Poco a poco hemos ido ganando su afecto y nos permite entrar en el taller y observar mientras cincela la piedra transformándola con exactos toques en bellos elementos de decoración.

Es hipnótico verle trabajar. A base de cincel y partiendo de un blanquecino y en apariencia de gran fragilidad trozo de piedra, consigue con pocos toques dar forma a pequeñas linternas, puentes, fuentes, animalitos, etc.

Aprovecha las pequeñas “imperfecciones” para dar personalidad a cada pieza. Las diminutas oquedades que la piedra presenta en origen consiguen un efecto especial, como incompleto o defectuoso.

Todo un maestro artesano, humilde y sencillo, es un placer cada minuto que pasamos con él y por eso siempre nos despedimos con la promesa de volver. Estamos seguros que, a pesar de las circunstancias, podremos vernos pronto, compartir experiencias y una buena taza de té.

“A dónde el bonsai me lleve”