La actividad de la escuela no decae en verano, es momento de realizar los cursos especiales; este año además de los monográficos de Pinos y Azaleas, se programaron 3 de Ishizuke, varios de Iniciación al bonsai, de Trasplante y multitud de clases prácticas e individuales o privadas.

 

 

Los nuevos cursos de Ishizuke han sido los que han tenido más demanda. Su proceso de preparación nos ha llevado algo más de un año, lo primero que tuvimos que conseguir fueron las rocas que junto a diferentes prebonsais, nos ayudarían a crear la idea de paisaje que debe sugerir la formación de un ishizuke.

 

 

La posibilidad de sustituir las piedras por esculturas de cerámica da multitud de posibilidades de diseño, convencidos que era lo ideal, nos decidimos a encargar al ceramista Carles Vives la creación de estas piezas.

 

 

El proceso de formación de cada pequeña escultura es largo, han sido horas de estudio y conversación con Carles. Poco a poco, como todo en bonsai.

 

 

Las primeras piezas de barro nos sirvieron para descubrir las virtudes y los defectos; es complicado lograr que belleza y practicidad se fundan en cada trabajo, pero el objetivo ha sido el deseado. En estas creaciones son fundamentales la textura y el color siendo el horno el que da el último toque a cada pieza.

 

 

El otro elemento esencial en el Ishizuke es la naturaleza, los seres vivos que compartirán la composición. Pinos y juníperos son las especies más utilizadas por su versatilidad y facilidad de adaptación como árboles principales. En general la mayoría de los alumnos optaron por estas especies, pero las circunstancias de cultivo de alguno de ellos los llevaron a elegir otras que se adaptan mejor a sus condiciones, como granados, olmos, arces. Todos ya con un buen grado de formación lo que permite que el trabajo quede bien desde un primer momento y aporte una garantía de éxito.

 

 

Los cursos empiezan desarrollándose en el jardín donde nos sirven de ejemplo los ishizuke expuestos y se explican las peculiaridades de su cultivo. Una vez en el aula se adjudican las piedras mediante sorteo, y se estudian y analizan las diferentes posibilidades que nos da cada pieza, es fundamental la observación así como elegir los árboles que nos ayuden a conseguir el objetivo.

 

 

Poda y alambrado son básicos en este trabajo, hay que conseguir masas verdes, espacios vacíos y direcciones, todo en conexión nos ayudará a alcanzar un primer diseño.

 

 

El siguiente paso es el plantado, hay que ensamblar y encajar con seguridad los árboles a la piedra. La tarea no está exenta de dificultad, alambres, pesos, keto, nos ayudan a conseguirlo según las diferentes posibilidades y características de piedra y árboles.

 

 

Una vez finalizado el plantado de los árboles principales queda la importante tarea de la decoración, acompañamos el conjunto de pequeñas plantas de acento, rosales, cotoneaster, azaleas lo que da el punto de terminación y gracia a las composiciones.

 

 

Gracias a todos los que habéis hecho posible la realización de estos cursos, nuestro compromiso con la enseñanza y difusión del bonsai continúa, en Octubre comenzaremos el curso 21º.

 

Carlos Lázaro
“A dónde el bonsái me lleve”