El trasplante de un bonsai de acer buergerianum en el taller de Bonsai Colmenar nos da pie a comentar por este medio la importancia de la maceta.
En primer lugar, hay que ser conscientes de las características de cada especie, su rápido o no desarrollo y la calidad del sujeto.
Igualmente debemos valorar el momento en el que está el árbol y lo que pretendemos conseguir hasta el nuevo trasplante en 2 o 3 años.
No podemos olvidar la salud, un factor fundamental que condiciona la elección de la maceta.
Indudablemente otro determinante es la zona climática en la que vamos a cultivar el bonsái, valoremos los periodos de temperaturas altas que desgraciadamente van alargándose con el paso de los años.
En otro orden está la estética, dejarnos influir únicamente por ella no siempre da buen resultado, debemos ser conscientes del sujeto con el que estamos tratando y todo lo anteriormente expuesto.
En resumen, cada una de las circunstancias expuestas merece nuestra atención al elegir la maceta para nuestro bonsái.
En el caso que mostramos en este reportaje el arce buergerianum presenta una buena salud, un buen nebari, el grosor del tronco también es importante y la ramificación conseguida hasta el momento es buena.
Teníamos claro que después de haber llegado a nosotros, procedente de Japón, en una maceta de entrenamiento, era el momento de cambiar a una forma oval que hiciera resaltar su precioso nebari, dirección y espacio vacío. No podemos pasar por alto que en este momento el árbol no tiene hoja y que cuando brote cambiará su aspecto (volumen, tamaño, percepción de los espacios, tronco, etc.)
Indudablemente el color es fundamental para resaltar la belleza del árbol, con la peculiaridad en los árboles caducos de los cambios que van sufriendo a lo largo del año. En este caso tanto verdes, como azules, o beige harán resaltar los cambiantes colores de sus hojas durante el periodo vegetativo.
Nuestra finalidad para los próximos años es que este arce siga cultivando con tranquilidad y consigamos cada vez más ramificación fina que resalte su esqueleto en los meses de invierno.
Por ello una vez elegidas 3 macetas ovales de aproximadamente 40 cms, en colores verdes y azul y una vez efectuadas las pruebas de plantado en cada una de ellas nos decantamos por la verde clara.
La maceta verde oscura era excesivamente plana y aunque el cepellón cabía perfectamente nos parecía que con el desarrollo de raíces tan rápido que tiene esta especie no iba a resultar práctica en poco tiempo.
La maceta azul, era perfecta para el cultivo, pero algo alta y profunda, lo que provocaba que el bonsai se perdiera entre la fuerza del azul.
Valorando además de en la estética, el desarrollo y la dificultad del cultivo, nos decantamos por la maceta verde claro.
Aquí pasará los próximos años hasta un nuevo trasplante en el que analizaremos de nuevo todo lo comentado anteriormente.
“A dónde el bonsai me lleve”
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