Es evidente que el diseño en bonsai nos permite poner en práctica la capacidad de creación.

Para poder plantear y llevar a buen término el diseño de un bonsai, se necesita haber visto multitud de ejemplos, tanto en la naturaleza como en otros ejemplares, por eso nos parece un ejercicio imprescindible en el aprendizaje el de observar la naturaleza en sus diferentes medios.

Indudablemente es el diseño la mayor dificultad con la que he visto batallar a alumnos y aficionados durante los más de 20 años dedicados a la enseñanza del bonsai.

Este verano movidos por el único interés de disfrutar de la maravillosa naturaleza que nos rodea, nos adentramos en la provincia de Álava, llegando a Zuia, Jugo.

Desde allí una pequeña y empinada carretera, rodeada de una impenetrable vegetación, nos llevó a la ermita de Jugatxi (s XIII)

Desde el principio del recorrido percibimos un bosque primorosamente conservado en el que conviven principalmente hayas y robles, algunos de ellos centenarios. Además, viejísimos espinos y acebos con troncos y alturas considerables, algo fuera de lo habitual.

Se advierte una pequeña reforestación con especies autóctonas, y un grado de pulcritud que denota la dedicación, el buen trabajo y el respeto con el que es tratada la naturaleza en este entorno.

Indudablemente el tiempo y las condiciones atmosféricas han ido modelando los árboles, o lo que es lo mismo los árboles han buscado la manera de sobrevivir. Han sido las circunstancias óptimas del lugar las que han facilitado su mejor desarrollo y longevidad.

La adaptación del árbol al medio y los años transcurridos han facilitado, enormes y perfectos nebaris, que auguran un excelente sistema radicular, especialmente en robles y hayas.

Las inclemencias atmosféricas el viento, el agua y la nieve, son agentes definitivos en el desarrollo de los árboles. Troncos ahuecados, ramas que en su momento se partieron y ahora nos enseñan toda su madera, porciones de corteza del tronco que se han ido desprendiendo, son algunos de los ejemplos que podemos reproducir.

Y son estos paisajes y estos majestuosos ejemplares, los que, guardados en nuestra retina, nos servirán como punto de partida e inspiración al diseñar nuestros bonsáis.

Carlos Lázaro
“A dónde el bonsái me lleve”