Dentro del calendario de actividades y prácticas que llevamos a cabo en los cursos que impartimos en Bonsai Colmenar, tuvimos la ocasión de realizar este llamativo y no menos bello trabajo de plantado en roca, perteneciente, dentro de los estilos de bonsai japoneses, a los Ishizuke.
El trabajo comienza por la selección de los materiales, intentando comprender el significado de la unión y el resultado final de todos los componentes. Sin duda imaginarse el trabajo concluido, incluso su evolución a futuro, es una cuestión nada sencilla, pero de no hacerlo así puede que no llegue a alcanzar los resultados apetecidos. No se trata de coger la primera piedra y los primeros árboles que se nos crucen en el camino.
La selección de los elementos que iban a integrar este trabajo, una piedra y dos árboles, nos llevó varios meses, hasta que finalmente se llegó a la conclusión que eran los adecuados para dicho proyecto.
Todo comenzó con la elección de esta bonita piedra traída de Japón en la que descubrimos un gran potencial, estudiamos las distintas posiciones y el frente que ofrecía. Sus medidas son de 27 cm de alto por 25 cm de ancho en su postura actual.
En cuanto a los árboles finalmente seleccionamos dos Juníperos Chinensis con tiempo de cultivo y formación como bonsáis, de 17 y 13 cm de altura respectivamente, a los que ajustamos el frente y el diseño para su emplazamiento en la piedra consecuentes con la función que cada una de ellos debía desempeñar.
El estar plantados estos bonsáis en maceta pequeña nos facilitó mucho el trabajo de adaptación del cepellón de raíces a la piedra y por tanto el pequeño espacio del que se disponía.
En este caso y dentro del estilo Ishizuke, la piedra hace las veces de maceta, no siendo necesario que las raíces lleguen al suelo, pudiendo vivir perfectamente encima de la piedra.
Una vez elegido el frente, la posición de la piedra y asegurada la estabilidad, comenzamos la tarea más delicada que consistía en anclar o sujetar los árboles a la piedra consiguiendo su total inmovilidad. El atado se produjo con unos alambres finos y no fue necesario hacer una gran fuerza para sujetarlos.
Hay distintas opciones y técnicas para llevar a cabo esta tarea. Dadas las características de la piedra con pequeños huecos, optamos por la opción de anclar dichos alambres con plomos. Utilicé unos pequeños que se utilizan para pescar porque son fáciles de trabajar, muy blandos y se ajustan perfectamente a las pequeñas oquedades de la piedra, permitiendo una buena tensión a la hora de atar el árbol.
Como medio de cultivo para este tipo de bonsáis utilizamos keto, de fácil adaptación y convivencia con las raíces. (Hay distintas recetas para su preparación, pudiendo comprarse ya hecho).
En primer lugar colocamos una capa de keto adaptándola y rellenando toda la zona de la piedra donde van colocados los árboles con el fin de situarlos en la posición ya estudiada. A continuación procedimos a atarlos con los alambres previamente preparados buscando la máxima inmovilidad.
Cubrimos las raíces con más keto, pero sin exagerar ya que una bola demasiado grande es poco estética.
Para finalizar el trabajo protegimos el keto con musgo y otras pequeñas plantas, con el fin de que no fuera arrastrado por el agua al regar.
La exposición de este trabajo se realizará en un suiban, bien con agua o con alguna tierra de color y pequeña granulometría que hará destacar este bonsái.
Comentarios
2
abril 12, 2019 1:20 pm
Siempre he leído y escuchado que el anclaje nunca se debe de hacer con Cu ya que el óxido que éste genera es perjudicial para las raíces del árbol.
junio 20, 2019 4:15 pm
Es uno de tantos bulos que se extienden pero no corresponden con la realidad.
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