Por fin, disfrutamos del otoño, y aunque parece que nunca se acaban las altas temperaturas, la realidad es que estamos a medio camino del sofocante verano y del frío invierno. Percibimos que los días se han acortado, que en el ambiente huele a lluvia y que la naturaleza avanza paso a paso mientras los árboles van viendo caer sus hojas.

 

 

Es una de las estaciones preferidas para los amantes de la naturaleza, las tonalidades rojas, naranjas, amarillas y verdes de los árboles dan un toque especial al paisaje, y cuando en un jardín de bonsáis conviven algo más de 150 especies la paleta de color se asemeja a la de un pintor impresionista.

 

 

Los colores de otoño se deben a una serie de factores relacionados con los fenómenos típicos de la estación.

 

 

 

 

Temperatura y humedad inciden en el cambio de coloración de las hojas, afectando sobre todo a los árboles caducifolios como antesala a la caída de las hojas. En algunas de las especies perennes, como las azaleas, el cambio de color de las hojas también es evidente, algunas de ellas tornan los verdes a verdes más oscuros, rojos, amarillos, y terminarán cayendo en cuanto bajen algo más las temperaturas.

 

 

 

 

En la zona donde está ubicado Bonsai Colmenar, junto a la Sierra de Guadarrama (Madrid) las temperaturas nocturnas han llegado a descender bastante, esto unido a días soleados ha favorecido los colores intensos que estamos disfrutando desde hace varias semanas.

 

 

El menor número de horas de luz y los cambios que sobrevienen con el otoño, es otro de los factores que inciden en la caída de las hojas.

 

 

 

 

Cada especie varía el color de sus hojas, y las muda en momentos diferentes., incluso cada sujeto, se da la circunstancia de que, en bosques o ejemplares colocados juntos en el jardín, hay una diferencia de comportamiento, aportando un atractivo contraste.

 

 

Que cada año el cambio de color es diferente es algo que podemos comprobar con facilidad si vamos fotografiando nuestros bonsáis, la comparación nos puede llegar a sorprender.

 

 

No olvidemos que son los últimos días de abonado, el riego como siempre fundamental en el cultivo nos hará estar muy pendientes, son tiempos de cambios, sol, lluvia, aire e incluso las primeras heladas pueden concentrarse en 24 horas.

 

 

Es la época perfecta para pasear tranquilamente por el jardín de bonsáis, percibiendo el contraste de colores en las hojas, los frutos maduros, adivinando las siluetas escondidas desde la primavera, …En definitiva Disfrutando de la naturaleza.

 

Carlos Lázaro
“A dónde el bonsái me lleve”