En uno de nuestros últimos viajes a Japón y movidos por la curiosidad de adentrarnos en el conocimiento de la cultura japonesa, llegamos a la ciudad de Iga-Ueno situada al Este de Nara. Es una bonita ciudad fortificada, cuna del afamado poeta de Haiku, Matsuo Bashó y sede de los Ninja, espías y guerreros practicantes de Ninjutsu, (Arte de la furtividad durante la época del Japón feudal). Alrededor de estos dos elementos, Basho y Ninjas, se muestran y realizan distintas actividades y espectáculos para los turistas, principalmente japoneses.

 

 

La ciudad gira alrededor de un gran parque, Ueno Park, cuyo recorrido nos lleva toda la mañana, está magníficamente preparado para acoger a un gran número de visitantes. En él se encuentran el Iga Ninya Museum, y el Ueno Castle, con una interesante torre y altos muros fue reconstruido en 1935, y dedicados al poeta un curioso edificio octogonal, Haeseiden, y el Basho Memorial Museum.

 

 

En la ciudad se conserva la casa natal de Basho, abierta al público y parcialmente reconstruida. Podemos hacernos a la idea de cómo era la vida de entonces recorriendo sus dependencias y su jardín.

 

En 1644 nace el poeta Bashó en el seno de una familia Samurai, sirve como paje al hijo de su señor Todo Yoshitada y estudia haikus con Kigíu, poeta de la Escuela de Teitoku.

 

 

Tras la muerte de Yoshitada en 1666, huye a Kioto donde prosigue sus estudios de literatura japonesa y china.

 

 

A los 29 años se traslada a Edo, la capital del Imperio, y continúa con la práctica del haiku con el poeta Sóin. A los 36 años se instala en la orilla del rio Sumida, allí planta un platanero (Bashó) que además de dar nombre a la casa, lo utiliza como pseudónimo literario, su auténtico nombre era Matsuo Kinsaku.

 

 

Considerado como el máximo exponente de un tipo de poesía originaria de Japón, el Haiku, Matsuo Bashó fallece en Osaka el 28 de Noviembre de 1694.

 

 

Bashó decía que “un Kaiku es lo que ocurre aquí y ahora”

 

Con niebla y lluvia

no se ve el monte Fuji

interesante

 

El haiku clásico tiene 17 sílabas, en versos de 5, 7 y 5 sílabas.

 

 

Hizo multitud de viajes que quedaron reflejados en sus poemas, que retocaba una y otra vez. De todos quizá el más nombrado fue el que realizó durante 5 meses en 1689 al “Norte Profundo”

Rojo el sol, rojo

sin piedad, pero el viento

es el otoño

 

A través de su poesía nos muestra su visión de la vida y sobre todo de la naturaleza

De aquel cerezo

al pino de dos troncos

tardé tres meses

 

 

También nos describe así mismo, bromeando sobre su delgadez

Piernas enclenques

tendré, pero está en flor

el monte Yoshino

 

¿Qué es lo más importante de un haiku?

En los claros de nieve

el leve violeta de los brotes

de la flor de udo.

 

Un viejo estanque…

una rama salta

el sonido del agua.

 

Carlos Lázaro
“A dónde el bonsái me lleve”