Al visitar un centro profesional de Bonsái, si no se conoce un poco este mundillo y lo que implican los cuidados sobre los árboles, es muy difícil hacerse a la idea del gran trabajo que conlleva sacar adelante una colección con la diversidad y cantidad de árboles que puede llegar a albergar un Jardín de Bonsái como Hanyu Honten Uchikutei.
Tanto las zonas, como los medios de trabajo, se van adaptando a las nuevas tecnologías. En el taller se pueden encontrar desde mesas hidráulicas para un mejor trabajo sobre los árboles, de manera que las horas que pases delante de uno de gran tamaño sean lo más llevaderas posibles, hasta grúas eléctricas, sin olvidar un gran número de herramientas así como alambres de todo tipo.
Especialmente prácticos me parecieron los trasportines para trasladar las piezas de mayor tamaño, adaptados tanto por el tipo de ruedas como por tamaño a los vericuetos y suelo del jardín pudiendo adaptar su altura a la de las distintas mesas en las que se encuentran los bonsáis en exposición.
Las macetas usadas, como en casi todos los jardines se suelen encontrar debajo de las mesas de cultivo. No así las macetas nuevas, que si bien se sitúan en el exterior, éstas se colocan en estanterías con un techo que protege de las inclemencias climatológicas, así como evita que las macetas se golpeen entre sí.
A propósito de lluvias, aguas y otras humedades, es habitual en Japón observar como las partes de madera de bancos, columnas, etc. están sistemáticamente aisladas del suelo mediante piezas de piedra de hormigón, con lo que se alarga la vida de las mismas, así como se facilitan los trabajos de limpieza.
Otra faceta imprescindible y muy a observar detenidamente en estos jardines de bonsái, es el intento por conseguir el mejor cultivo posible. Un ejemplo lo tenemos en las estructuras de invernadero que se cubren bien con mallas de sombreo, bien con mallas antipájaros, algunos son móviles para facilitar tareas como el riego.
Para este último fin, podemos encontrar por todo el jardín desde regaderas en sus correspondientes depósitos de agua, como mangueras con distintas alcachofas, tanto en tamaño como en grosores de agujeros según lo fino que necesites regar en cada momento.
El aprovechamiento del espacio es vital, así como cubrir las necesidades, como por ejemplo, la cantidad de horas de sol para cada especie o árbol, por lo que los lugares de sombra se dosifican especialmente.
Los bonsáis se protegen y atan para evitar ser derribados por el viento y otros imprevistos (no hay que perder de vista la situación de Japón en lo que se refiere a movimientos sísmicos), en general macetas con formas especiales o bases inestables llegando a utilizar estructuras metálicas para una mayor seguridad.
En definitiva muchos pequeños-grandes detalles en que fijarnos, UN TODO que constituye el mundo aparte de los jardines de bonsai en Japón. No quiero terminar este artículo sin dejar de agradecer al personal de Hanyu Honten Uchikutei las atenciones que nos dispensaron y que hicieron más agradable la visita a este maravilloso jardín.
Carlos Lázaro
“A dónde el Bonsái me lleve”
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