No deja de llamar la atención visitar un jardín en Japón y no poder pasear por el. Esta peculiaridad convierte al Museo de Arte Adachi en un caso muy particular, el visitante no puede moverse entre los árboles, piedras, lagos o cascadas. La intención de contemplar el jardín a través de las ventanas, como si de cuadros se tratara, obliga a un ejercicio de atención especial, buscando en cada estampa el rasgo de belleza individual de cada una de ellas, guiados, sin ser conscientes, del artista que así quiso que lo contempláramos.

 

El recorrido está estructurado de forma que al tiempo que se visitan las colecciones de arte, se pueda contemplar cada rincón del maravilloso jardín, esto hace que la visita sea dinámica, variada y sumamente atractiva, sin contar que al ir parándonos en cada estampa del jardín puedes relajarte y descansar sin prisas ni agobios.

 

 

El jardín está estructurado en cinco zonas : Jardín de Paisaje Seco, Grava Blanca, Jardín de Pinos, Jardín de Musgo y Jardín de Estanque.

 

Otro elemento a tener en cuenta en la visita son las Casas de Té, elemento fundamental en la cultura japonesa. La más grande recibe el nombre de Juyuan, desde donde pueden contemplarse los más bellos arces (Momiyi) de todo el jardín.

 

 

La sensación es que todos los elementos conviven en perfecta armonía, desde los impresionantes macizos de Azaleas Satsuki, hasta las maravillosas piedras que el Fundador Zenko Adaki fue reuniendo en sus distintos viajes.

 

 

En cuanto a especies vegetales en el jardín podemos encontrar Pinus Thumbergii (Pino negro), Pinus Densiflora (Pino rojo), Pinus Parviflora (Pino blanco), Rododendron, Enkianthus, Acer,… entre otros.

 

 

Estratégicamente están colocadas algunas fuentes, lagos y cascadas (el elemento agua es imprescindible en todo Jardín Japonés), así como linternas de piedra que aportan un toque clásico y cultural al jardín.

 

 

Las piedras (elemento imprescindible) se combinan entre si y con los macizos y setos, creando efectos visuales de perspectiva y ondulaciones e irregularidades del terreno, lo que ayuda a integrar el jardín en su entorno más próximo o haciendo propias las montañas de la lejanía. También encontramos piedras que parecen cumplir tareas prácticas como por ejemplo una fuente.

 

 

El mantenimiento que presenta el jardín es exquisito, en él trabajan de manera permanente siete jardineros (¿patrón auspicioso?) que reciben cuanta ayuda sea necesaria según la estación. Cada una tiene su propia tarea, desde la limpieza del estanque hasta la retirada de la acícula vieja en los pinos. Como dijo un sabio chino cada estación tiene un color, elemento, la orientación y flor.

 

 

Cada elemento es importante y está cuidado y limpio al máximo, desde los lindes de césped y musgos, con los distintos elementos de separación; hasta la cuidada arena de los alcorques de los árboles, perfectamente barrida.

 

 

Aunque lejos de las rutas turísticas más habituales y dentro de los maravillosos jardines de Japón, sin duda el Museo de Arte Adachi merece nuestra visita.

 

Carlos Lázaro
“A dónde el Bonsái me lleve”

 

Más información del Museo de Arte Adachi

https://bonsaicolmenar.com/blog/jardines-del-museo-adachi-i/