A 160 kms de Kusiro, lugar de cría y protección de las Tancho-Zuru o grullas de cresta roja, símbolo de longevidad para los japoneses, se encuentra Erimo Misaki una de las zonas más ventosas de Japón.
Situado en el Suroeste de la isla de Hokkaido y bañado por el Océano Pacífico, el cabo de Erimo se nos muestra con toda la fuerza de la naturaleza que los japoneses intentan conservar. Después de una explotación abusiva de los bosques de la zona y ante el peligro de desertización, acometieron una ambiciosa labor de reforestación, la cual comienza a dar sus frutos, en este caso con Pino Negro Japonés (Pinus Thumbergii).
Nos podemos encontrar desde un zorro tomando el sol apaciblemente en la playa, hasta distintas aves como gaviotas o cormoranes, así como la célebre colonia de focas de los Kuriles. En otras zonas cercanas también se hace excursiones en barco para avistamiento de ballenas.
El recorrido transcurre por una carretera que serpentea por la costa a la que la fuerza de la naturaleza insiste en castigar, y en donde nos podemos encontrar en casi todas las pequeñas playas a los habitantes recogiendo y posteriormente secando su pequeño tesoro que son las algas marinas o Kombu.
La visión del cabo Erimo no puede ser más espectacular y grandiosa, multitud d rocas salpicando toda la costa, formando incluso pequeños islotes llenos de aves y golpeados una y otra vez por la fuerza de las olas. No sabes hacia dónde dirigir la mirada, todo te gusta y te sugiere, sin duda un paraíso para los amantes de la fotografía.
En el mismo Cabo se encuentra un establecimiento característico de la zona y un poco rancio, donde se pueden hacer compras y degustar alguno de los productos locales, pescado y marisco son excelentes.
Continuamos nuestro camino por toda la costa hasta Tomakomai para acceder posteriormente a Sapporo, quedando en nuestro corazón este maravilloso lugar de Erimo Misaki.
Carlos Lázaro.
“Hasta dónde el bonsái me lleve”.
Deja una respuesta